con dibujos del autor
(Sinopsis de presentación para charlas)
Existe una coyuntura mundial, con todo un mosaico de situaciones socio-ambientales de explotación humana, paisajística y animal, que a nadie pasa inadvertida. Se necesitarían 3 planetas para que todos los habitantes de la Tierra vivieran con el nivel de vida de los
ciudadanos europeos. Un quintil de la población humana consume el 85% de los recursos del planeta. Y la huella humana ha conseguido llegar a umbrales con capacidad de alterar el clima. Frente a este panorama las reacciones más inmediatas son de tal desaliento que, las clases medias y más ricas del planeta, nos llegamos a convertir en cómplices silenciosos, simplemente, por no creer que las cosas puedan llegar a ser de otra manera.
Mucho se ha avanzado en movimientos sociales, medioambientales y animalistas desde los años 60. Y un nuevo paradigma está emergiendo. Es el llamado consumo responsable, que llamaremos consciente, desde una óptica más conciliadora. Una herramienta con un poder inmediato para operar transformaciones a nivel mundial.
El consumo consciente contempla el cambio desde la elección personal en la compra de productos y servicios cuyas cadenas de fabricación generen a su alrededor e interiormente condiciones de vida y existencia benignas para todos los seres. El consumidor consciente se convierte en un verdadero votante con poder para que se den unas u otras realidades.
Desde la óptica técnica e integradora de la visión de un arquitecto se han recolectado y enlazado una gran diversidad de temas de índole económica, social, tecnológica y humanista. Se creó un nexo entre nuestro entorno socio-ambiental global y el potencial social de acción de un simple ciudadano. Un verdadero panel de mandos para moldear el mundo a nuestro antojo desde la simple ciudadanía. Un evocador y alentador discurso para creer que, realmente en tan sólo una generación, podríamos avanzar hacia un escalón mayor de justicia social y desarrollo armónico con la naturaleza.
(Sinopsis de presentación para charlas)
Existe una coyuntura mundial, con todo un mosaico de situaciones socio-ambientales de explotación humana, paisajística y animal, que a nadie pasa inadvertida. Se necesitarían 3 planetas para que todos los habitantes de la Tierra vivieran con el nivel de vida de los
ciudadanos europeos. Un quintil de la población humana consume el 85% de los recursos del planeta. Y la huella humana ha conseguido llegar a umbrales con capacidad de alterar el clima. Frente a este panorama las reacciones más inmediatas son de tal desaliento que, las clases medias y más ricas del planeta, nos llegamos a convertir en cómplices silenciosos, simplemente, por no creer que las cosas puedan llegar a ser de otra manera.Mucho se ha avanzado en movimientos sociales, medioambientales y animalistas desde los años 60. Y un nuevo paradigma está emergiendo. Es el llamado consumo responsable, que llamaremos consciente, desde una óptica más conciliadora. Una herramienta con un poder inmediato para operar transformaciones a nivel mundial.
El consumo consciente contempla el cambio desde la elección personal en la compra de productos y servicios cuyas cadenas de fabricación generen a su alrededor e interiormente condiciones de vida y existencia benignas para todos los seres. El consumidor consciente se convierte en un verdadero votante con poder para que se den unas u otras realidades.
Desde la óptica técnica e integradora de la visión de un arquitecto se han recolectado y enlazado una gran diversidad de temas de índole económica, social, tecnológica y humanista. Se creó un nexo entre nuestro entorno socio-ambiental global y el potencial social de acción de un simple ciudadano. Un verdadero panel de mandos para moldear el mundo a nuestro antojo desde la simple ciudadanía. Un evocador y alentador discurso para creer que, realmente en tan sólo una generación, podríamos avanzar hacia un escalón mayor de justicia social y desarrollo armónico con la naturaleza.
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